"Una cosa es plagiar y otra dejarse influenciar para crear algo nuevo"
Valentín Rodríguez Palos de la Frontera (Huelva)
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Palmeres datileres al parc de l’Escorxador, divendres passat. / JOAN PUIG
JORDI QUEROL
Hace algunos años, el ayuntamiento de Barcelona transformó con inteligencia el tramo de la calle Llança que conecta el parque del Escorxador con la avenida de Roma. Desde entonces, los vecinos podemos disfrutar de su espléndido arbolado y, al ser la calzada más estrecha que antes, el ruido generado por los coches no es alarmante.
Entretots
Los vecinos pronunciamos su nombre al igual que lo hacemos cuando nos referimos a Llançà -el bonito pueblo de la Costa Brava-. Lo hacemos mal, ya que el rotulado de la calle reza así: "Carrer de Llança, Segle XIII, almirall sicilià"; Llança sin acento. Una palabra catalana que, en castellano, significa lanza.
Por lo visto, alguien tradujo el apellido del marino italiano, Conrado Lancia, que llegó al grado de almiranteal servicio de la Corona de Aragón. Su verdadero nombre era ese y, no sé por qué, en España se le conocía como Conrado Lanza.
Tres errores en cadena: el primero, convertir el apellido Lancia en Lanza, el segundo, traducir lanza al catalán -llança- y, finalmente, los barceloneses pronunciamos Llançà con acento en la última a. Que fácil hubiera sido denominarla de entrada calle Lancia: el verdadero apellido del insigne almirante italiano.
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Valentín Rodríguez Palos de la Frontera (Huelva)
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