El juego del gato y el ratón de Ciudadanos

Cuando era niño, mi madre me decía que dejara de jugar al gato y al ratón en las ocasiones en que yo me escondía para que no me encontrara después de alguna de mis travesuras. También jugaba con mis amigos al escondite, ese juego en el que uno cuenta hasta cien para que los demás tengan tiempo de esconderse. Se dice que cuando somos adultos volvemos a comportarnos como niños, y practicamos algunos de los juegos infantiles de antaño.

Es el modo en el que se viene comportando la cúpula de Ciudadanos. Primero fue el cordón sanitario que impuso a un partido socialdemócrata, constitucionalista y que ha gobernado durante décadas en nuestro país, como el PSOE. Luego fue el veto a Vox, para no verse involucrado con la formación ultra por aquello del qué dirán, a pesar de que los necesitan para formar gobiernos en determinadas demarcaciones, como ya se configuró en Andalucía. Un juego del gato (Vox) y el ratón (Ciudadanos) en el que finalmente han sucumbido los naranjas, quedando plasmado en la reunión enmascarada de encuentro, sin luz ni taquígrafos, que se produjo recientemente entre las dos formaciones. 

Por tanto, quedó levantado el veto. El gato cazó al ratón y su juego del escondite solo le ha valido para agazaparse (y sortear la realidad) por poco tiempo. Pese a que me cuesta dar la razón en algo al partido verde, y sin que sirva de precedente, la tiene cuando califica a los de Rivera de partido "veleta". Si finalmente Ciudadanos se acaba acercando a Vox en la misma medida que el PP, muchos de los ciudadanos no lo entenderemos, y aún menos buena parte de sus votantes, del mismo modo que el grupo liberal de la Eurocámara al que está adscrito.