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"Un mundo que no asume la concordia va camino de la autodestrucción"

Un grup de palestins corren per recollir l’ajuda humanitària llançada des de l’aire, ahir a Gaza.  | AFP

Un grup de palestins corren per recollir l’ajuda humanitària llançada des de l’aire, ahir a Gaza. | AFP

Ni los derechos humanos, ni la ONU, ni el Consejo de Seguridad han conseguido que merezcamos ser considerados pertenecientes a la especie del Homo sapiens. Más bien hacemos gala de pertenecer a la especie del Homo bellicus.

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Las continuas guerras sitúan a la humanidad en un callejón sin salida porque no se deslumbra un horizonte en el que todos los países asuman como una exigencia moral dar credibilidad a la ONU, aunque sus resoluciones no sean vinculantes. Aunque sí lo son las del Consejo de Seguridad de la ONU.

Pero este Consejo adolece de carecer de una estructura democrática, ya que cinco países (China, Rusia, Francia, Reino Unido y EEUU) tienen concedido el derecho al veto, por el que uno solo de esos países puede anular una resolución aprobada por los 14 países restantes.

De ese modo, el Consejo de Seguridad no es un buen garante de la paz, al resultar muy difícil hacer cumplir una resolución que pretenda frenar un conflicto bélico o una situación que afecte gravemente los derechos humanos del colectivo de un país.

Es lo que está pasando en Israel, que mantiene la guerra contra Gaza gracias a los tres vetos de EEUU contra el resto de los miembros para dar fin a esa guerra. En la última votación, EEUU se abstuvo, por lo que la resolución del alto el fuego fue aprobada. Pero sin ningún efecto, ya que EEUU ha continuado armando a Israel, y Netanyahu ha afirmado que nadie va a conseguir que pare el fuego.

La guerra como solución a los conflictos humanos, en vez de cerrar heridas las abre aún más. Un mundo que no haya asumido la concordia, la convivencia respetuosa con otros países y las negociaciones en caso de conflicto, dejando atrás los enfrentamientos bélicos, es un mundo que ha perdido el norte, y que, por tanto, va camino de la autodestrucción.

Lo que está ocurriendo en Gaza es una infamia de grandes proporciones, por la espantosa masacre de más de 30.000 gazatíes, siendo el 70% mujeres y niños, y sin que se vislumbre una solución.

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