Contingut d'usuari Aquest contingut ha estat redactat per un usuari d'El Periódico i revisat, abans de publicar-se, per la redacció d'El Periódico.

Los drones en la guerra: matar sin identidad, sin riesgo y sin culpa

undefined48719561 file photo  an undated u s  air force handout photo of a rq 190620200916

undefined48719561 file photo an undated u s air force handout photo of a rq 190620200916 / Handout

Literalmente, zánganos o zumbadores: se denominan así a los aviones no tripulados (UCAV, unmanned combat aerial vehicle) que desde los años 90 actúan como atalayas de observación militar (predator MQ1). Espías alados que, teledirigidos, hacen llegar al cuartel general, desde cualquier parte del mundo, imágenes cotidianas de cómo se mueven sobre la faz de la tierra los enemigos de la "libertad duradera". Desde el año 2008, se han transformado en armas de guerra (reaper MQ9), con capacidad de "segar" la vida humana como si se tratara de un juego de vídeo, nada inocente.

Entretots

Publica una carta del lector

Escriu un post per publicar a l'edició impresa i a la web

Los militares sobre el terreno a batir los miman con primor y los hacen despegar y aterrizar, pero una vez en el aire su control se realiza desde Las Vegas (EEUU), pueden permanecer 20 horas volando, a una velocidad media de 300 kilómetros por hora, alcanzar hasta 15.000 metros de altura, depositar con precisión 1.700 kilos de explosivos y desparecer como llegaron,  impersonales, sin dejar rastro. Se han utilizado en todos los conflictos bélicos en que participa EEUU.

Provocan la muerte de cincuenta civiles por cada terrorista muerto (TNY Times, 16 de mayo del 2009), daño colateral asumible porque el matador no tiene identidad: permite matar sin riesgo y sin culpa. Son caros de fabricar, y cada vuelo supone un gasto muy elevado, pero no ha de ser por dinero.

Participacions delslectors

Mésdebats