"Fumar consume oxigeno innecesariamente"

Para fumar hay que quitarse la mascarilla. Las medidas adoptadas por el Gobierno son muy racionales: solo se puede fumar, es decir, quitarse la mascarilla, cuando no hay otro ser humano -y yo añadiría cualquier elemento en el que puedan permanecer los virus, como paredes, barandillas y mesas; y animales domésticos, que también pueden transmitir la epidemia a través de sus pelo- a menor distancia de la que garantiza que no va a ser contagiado.

Distancia segura no hay ninguna: con mascarillas, equipo de protección individual completo, incluidos guantes y gafas o pantalla protectora, además de la mascarilla, hay un 3% de probabilidad de contagiarse a metro y medio de distancia, una probabilidad que se reduce a la mitad por cada distancia adicional de metro y medio. Es decir: a 3 metros de distancia hay una probabilidad de contagio (con el equipo completo de protección individual perfectamente colocado) del 1'5%; a 4'5 metros la probabilidad se reduce al 0'75%, y así sucesivamente.

Además, fumar consume oxigeno innecesariamente, un elemento imprescindible para la vida de los seres vivos terrestres, de respiración aeróbica, propiedad colectiva planetaria, fabricado sobre todo por las algas marinas, y también por los bosques, que estamos destruyendo, especialmente en el Brasil de Bosonaro y la Indonesia corrupta e invadida por los explotadores capitalistas. Nadie debería desperdiciar el aire, por lo que, además de las medidas tomadas, además de prohibir la compra de maderas ilegales y la tala de bosques, me parece perfecto prohibir fumar, quemar oxígeno innecesariamente, en cualquier situación, condición, momento y lugar.