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El fanatismo y los lazos amarillos

foto 3389918

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Es natural que ideológicamente uno no pueda ser imparcial, pero si puede ser objetivo. Lo que ocurre es que algunas veces esa no imparcialidad se convierte en fanatismo y acabamos viendo la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.

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Viene esto a cuento de los famosos lazos amarillos. A mí no me molestan. Me dan igual. Nunca se me ocurriría quitarlos. Ahora bien, el mismo respeto merecen los que los ponen que aquellos que se dedican a quitarlos, sobre todo, si están colocados en lugares públicos. 

Admito que no existe odio en aquellos que colocan los lazos, pero acusar de eso mismo a los que los quitan, no es cuestión de ser imparcial o no, es cuestión de fanatismo. 

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