"La educación no tienen nacionalidad"

Estábamos hace unos días en una playa del Alt Empordà, en Llançà para ser exactos. La costa de Girona está llena de turistas franceses, no es algo nuevo y hablo de esta nacionalidad porque había un señor francés, señor por llamarle de alguna manera, con su mujer y sus tres hijos.

En un momento dado se ponen a jugar a palas en la orilla de la playa, ocupando un gran espacio por el que, por supuesto, si no querías llevarte un pelotazo o un raquetazo la zona estaba inutilizada para el paso. Una playa pequeña y este personaje ocupándola en gran medida sin pensar en el resto.

Pasado un buen rato, de pasar la gente como podía, una señora mayor a la que le costaba andar,fue la única que hizo parar el partido, cuando al individuo le llegó una pelota a la que no podía rebotar para no darle a la señora. Un rayito de inteligencia le apareció, como si de la Virgen se tratara y paró para no darle. Lo peor es la clase de educación que le daba a sus hijos, ya que el niño no paró en ningún momento.

¡Qué gente, de verdad! ¿Hacen lo mismo en sus países o son así cuando viene aquí? Les tendría que dar vergüenza. En este caso eran franceses, pero vamos, que la educación no tiene nacionalidad.