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El final de la vida de mi suegra ha sido triste, casi en soledad

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eeeeeee / FERRAN NADEU

Esta semana ha muerto mi suegra. Tenía 99 años, patologías crónicas y problemas de dependencia. Es decir, tenía una calidad de vida no buena y muchas probabilidades de no sobrevivir a esta maldita situación que estamos padeciendo a consecuencia del coronavirus.

Mi suegra tenía también una familia compuesta por siete hijos con sus correspondientes parejas, 17 nietos y otros tantos bisnietos que la querían, que estaban pendientes de ella. Ella recordaba todas las fechas significativas de cada uno de ellos. Ese era un ejemplo del grado de vinculación con la familia y de la familia con ella.

El final de su vida ha sido triste a pesar de tener tantas personas a su alrededor que la queríamos. La culpa ha sido de esa peste infernal que estamos viviendo. a pesar de que el corazón nos pedía acompañarla los últimos días que estuvo ingresada en el hospital, la cabeza nos decía que eso podía generar graves problemas a las personas que ella quería. Qué triste y duro ha sido para todos nosotros no poder acompañarla al final de su vida, no poder acompañarnos en el consuelo durante estos momentos tristes que estamos viviendo.

Quisiera enviar un mensaje a quienes todavía no cumplen con las instrucciones de confinamiento en casa. Por favor, hagamos este proceso lo más breve posible. No alarguemos esto con contagios evitables. Ojalá el sacrificio de mi suegra muriendo sin apenas compañía, el nuestro de no poder consolarnos mutuamente, así como el de los cientos de casos que están sucediendo, no sea en vano y seamos capaces de honrarles cumpliendo y acortando lo máximo posible este proceso maldito.

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