"Edadismo discriminatorio"

Si recurrimos a la RAE, con el vocablo edadismo evocamos a la discriminación por razón de edad, singularmente en personas mayores, pero últimamente también cabe predicar esa acepción de los 'jóvenes' de algo más de 50 años. Se trata de estereotipos sistemáticos y discriminatorios contra las personas por el mero hecho de su cronológica existencia, que se erige en un factor laboral discriminatorio. La experiencia y, por qué no, el talento de los sénior, se dilapida con prejubilaciones anticipadas de una parte y, de otro lado, los jóvenes becarios son invitados, los más privilegiados, al engañoso carrusel de unas prácticas universitarias que anuncian una proyección laboral de futuro pero que, en la mayor parte de la ocasiones, se convierte en una ilusoria dedicación y esfuerzo estéril que culmina con alguna vana o peregrina excusa o pretexto de salida para dar paso a otro ingenuo becario que llenará la noria de los necios en su búsqueda afanosa del aprendizaje y la experiencia, a fin de cubrir un currículum pertrechado de titulaciones, grados y másters.

Sabido es que el trabajo ennoblece y dignifica al ser humano. Le realiza y proyecta en lo personal y profesional. Debe apostarse por la necesaria gestión de la diversidad y del talento. La edad o diversidad intergeneracional debe constituir un interrelacional maridaje, una variable emergente en las empresas y no solo como consecuencia del progresivo envejecimiento de la población a causa de la estrepitosa baja natalidad, como indispensable relevo generacional, sino también por el valioso capital humano que no debe desperdiciarse. Es menester fomentar la diversidad generacional para la sostenibilidad del empleo.