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"Ecos de un tiempo pretérito"

"Ecos de un tiempo pretérito"

En un mundo marcado por crisis económicas, desigualdad y desconfianza hacia las élites, los ecos del periodo de entreguerras resurgen. Tras la Gran Guerra, Europa quedó devastada, con democracias frágiles frente al auge del fascismo, impulsado por el resentimiento de una Alemania humillada. Hoy, aunque no haya trincheras generalizadas, las secuelas de la crisis de 2008, la pandemia y la inflación siguen presentes, alimentando la frustración y el miedo de una ciudadanía ignorada por muchos políticos y la globalización. Este caldo de cultivo fomenta discursos de odio similares a los de los años 30.

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Los nuevos fascismos no visten uniformes, pero sí con banderas en redes sociales, acusando al “otro” y debilitando las instituciones con mentiras y desinformación. Los vacíos emocionales persisten, y líderes autoritarios ofrecen soluciones simples a problemas complejos, explotando el temor colectivo. El mundo sigue convulsionado por guerras, tensiones geopolíticas y la crisis climática, mientras las alianzas internacionales se debilitan y el miedo vuelve a guiar decisiones.

No obstante, la historia muestra que el fascismo fue derrotado y de sus cenizas surgieron acuerdos que evitaron una nueva catástrofe global. Aunque el panorama actual se asemeja al pasado, aún hay esperanza. El verdadero reto es reconocer las señales a tiempo para escribir un final distinto.

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