Debemos apoyar el arte, que es el patrimonio de una sociedad

El arte, especialmente la pintura, que es mi gran pasión, tuvo un papel importante en la antigüedad, cuando los artistas vivían de sus profesiones en una sociedad que les valoraba. Hoy es diferente, porque no se puede vivir del arte.

Salvador Dalí, un artista a tiempo completo, decía que "una pintura es una fotografía hecha a mano"; y tenía razón, porque todo lo que se pintó fue un espejo de lo que estaba pasando dentro de la sociedad. El pintor se puede comparar con una cámara que destaca los momentos más emblemáticos de un país o lugar. Podemos recordar los cuadros donde se representaban las grandes revoluciones de la historia, que explicaban los hechos crudos que se vivieron dentro de una comunidad.

Según Dalí, el arte tiene diferentes funciones: la primera es la estética, la de percibir la belleza a través de una mirada atenta; además, puede tener una función pedagógica, ornamental, pero también de análisis y de expansión de la realidad. Esta última permite captar las informaciones relativas al entorno, pone en estrecha relación el arte con la sociedad. Él decía que "el verdadero pintor es aquel que es capaz de pintar pacientemente una pera rodeado de los tumultos de la historia". La pera, en este caso, corresponde a la figura del mismo artista que se encuentra comprometido con las luchas de la comunidad, obligado a bajar la cabeza frente al amor de su vida, el arte, cuyo valor, en nuestros días, no se reconoce realmente sino a través de cuestiones que podemos definir como políticas. Los tumultos de la historia se pueden interpretar como la sociedad que observa, con los mismos ojos críticos, a la obra de arte que intenta reproducir una realidad que no existe, que es, simplemente, una proyección de los deseos de la gente. El arte es el patrimonio de una sociedad, y no debería perder su autenticidad.