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"Carmen Junyent ya reclamaba tomar medidas para evitar la desaparición de algunas lenguas"

"Carmen Junyent ya reclamaba tomar medidas para evitar la desaparición de algunas lenguas"

Laura Guerrero

Comenta Aurora Egido, académica de la Lengua, que "es una pena que la riqueza del plurilingüismo se convierta en problema político"; debería considerarse una riqueza cultural, un patrimonio que necesita traspasar a las nuevas generaciones y que se promocione y proteja desde las instituciones.

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Según la Unesco, se consideran «lenguas en peligro» el aranés y el asturleonés, y en situación «vulnerable» el euskera. Aunque se protege más ahora, se dice que no es suficiente para preservarlas en una sociedad que tiende a nivelar las diferencias hacia las más “rentables”. Un privilegio del que no disfrutan muchas hablas* desconocidas a pesar de su importancia histórica, por su solidez, códigos lingüísticos diferenciados, entidad geográfica propia y literatura.

El mirandés en la localidad portuguesa de Miranda do Douro; el cántabro, el eonaviego, el xalimegu y el llionés. El Fabla o aragonés (cheso, chistabino o ayerbense), la fala extremeña (valverdeiru, lagarteiru y mañegu; castúo y serraillanu). El idioma caló o zincaló catalán, errumantxela, el calao portugués… El rifeño (tarifit o chelja) que se habla en Melilla, el árabe-cutí (el dariya) propio de Ceuta, y una enorme variedad de lenguas bereberes como lo fueron las guanches canarias (ya extintas). Lenguajes que en "la corte de los idiomas" son los bufones del reino: "catetos que no saben hablar bien español". Muchas comenzaron su declive durante la dictadura.

De no tomarse medidas, recordaba Carmen Junyent, la lista de hablas desaparecidas se verá tristemente ampliada en poco tiempo. Sugería tener muy en cuenta la relación que existe entre discurso y poder, cuando advertía sobre la disminución progresiva del catalán.

"Ye la llingua de mio güela", en bable.

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