"El apagón ha demostrado que es hora de invertir en la verdadera seguridad de bienestar"

Un corte de luz y la vida cotidiana de millones de personas se vio afectada. Pero hay algunas cosas sobre las que reflexionar. La primera, los servicios públicos fueron esenciales para que no se sumiera el país en un auténtico caos. Fueron los que permitieron mantener la seguridad en las calles, los que rescataron a los atrapados en los ascensores y trenes, los que permitieron que los hospitales siguieran funcionando y que la radio siguiera informando entre otras cosas. Ni los tanques, ni los aviones de combate ni los submarinos sirvieron de nada.

La segunda, que la electricidad y las comunicaciones son servicios básicos que deberían estar gestionados por los entes públicos y no por empresas privadas. Y la tercera, el apagón fue un fallo energético, no la invasión de ningún ejército. Es más estratégico apostar por energías renovables y en sistemas de almacenamiento robustos para no depender de otros países.

Es hora de invertir en la verdadera seguridad de bienestar: en unos servicios públicos fuertes y en una infraestructura energética resiliente y sostenible.