"Un Secretario General de la OTAN no puede ser el mayordomo de nadie"

Antes de que Mark Rutte fuera el Secretario General de la OTAN, cuando aún era el Primer Ministro de Holanda, me fijé en él por una razón muy sencilla: de pequeño, odiaba a los que en mi escuela se reían falsamente con los chistes malos de algún profesor. Lo suyo era dejar de reír y pasar a la seriedad de inmediato, porque esa risa era falsa.

Hoy, el mundo pensante -es decir, los ciudadanos inteligentes, honestos y sinceros-, ya no tienen ninguna duda sobre quién es Trump. Que millones de norteamericanos lo votasen es un hecho que nadie discute; la democracia tiene esas cosas. Sin embargo, lo de Mark Rutte es muy distinto: él no cultiva mazorcas ni fresas; pasó por la universidad y fue Primer Ministro de un país europeo muy civilizado. Rutte, simplemente, ha perdido la dignidad.

Hace pocos días escribió: "Donald, nos has conducido a un momento muy importante para Europa y para América, y el mundo. Has conseguido algo que ningún otro presidente habría conseguido en décadas". Con este tipo de frases, Europa queda muy disminuida. Un Secretario General de la OTAN no puede ser el mayordomo de nadie. Ha de ser inteligente, honesto y sincero, igual que los ciudadanos que mencioné al inicio.