"El mayor fracaso político en España es que millones de personas nunca accederán a una vivienda"

El verdadero propósito de un gobierno es el sostenimiento del bienestar de sus ciudadanos, entendido como el simple hecho de conservar y dar forma a la prerrogativa de su vivencia sobre su supervivencia. Pero en estos momentos, en España se aprecia un déficit enorme de esta causa.

Esta afirmación contradice el argumento del propio gobierno que indica los éxitos económicos de España sobre sus hermanos políticos europeos. Nada de eso es cierto. La tarea de un gobierno no es cuidar del sostenimiento de su economía por encima de del bienestar de sus ciudadanos; y eso es exactamente lo que está ocurriendo.

Los cientos de miles de hoteleros y restauradores disponen de cantidades ingentes de personas que necesitan trabajar; personas venidas de todas partes bajo el reclamo de la vivencia occidental. España ha crecido cuatro millones de personas en una década.

Esa ha sido la única reforma importante que han hecho los gobiernos de los últimos 10 años (tres del PP y siete de coalición PSOE y ultras de izquierdas). Lo único que han hecho es abrir de par en par las fronteras. Ni se les pasó por la cabeza pensar en que un aumento demográfico tan bestia iba a suponer la mayor desgracia que va a padecer este país desde la posguerra civil.

En efecto, hablo de la vivienda, hablo de que en este país habrá millones de personas que nunca jamás, en toda su vida, ni trabajando a jornada completa, accederán a una vivienda, ni propia ni de alquiler. Es el fracaso político más clamoroso que se ha visto en ninguna parte.

Lleva el señor Sánchez diciendo a su pueblo, año tras año, que va a construir vivienda pública, y pasa uno y otro y otro y no construye ninguna. Es patético. Es algo que roza lo criminal. Mi decepción con este tipo es absoluta. Mis hijos, generación ‘millennial’ le votaron con esa esperanza.

Menudo timo es este falso progresista. Váyase, señor Sánchez; señor mentiroso. ¡Váyase! No meta miedo: da igual quien venga.