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"Estaría bien recordar también a los que nacen el último día del año"

Imagen de archivo de un bebé recién nacido.

Imagen de archivo de un bebé recién nacido. / Europa Press

Cada primero de enero, los medios de comunicación inauguran el año nuevo con la misma liturgia: la carrera por ser el primero en nacer. Publican 'rankings' de niños y niñas donde se detalla la hora exacta del parto, el peso, sexo y nombre. A lo anterior se suma el interés de gerentes hospitalarios, políticos y responsables sanitarios por dar la primicia.

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Del postrero nacido en Nochevieja nadie se acuerda. Una pequeña diferencia te marca como “el último” para toda la vida. Es el que no se espera, sinónimo de acabamiento; nadie posa con quien simboliza el final. No hay regalos ni felicitaciones, titulares de prensa, bailes en TikTok ni 'stories' con el alcalde.

Hay estudios que señalan problemáticas para los nacidos en diciembre frente a los de enero. Las diferencias disminuyen con el tiempo, pero sus conclusiones invitan a considerar este factor en la educación y cuidado de nuestros niños y adolescentes. En una sociedad obsesionada con la competición, es inevitable leer sobre el ganador de la carrera por nacer el primero, pero estaría bien recordar al que se quedó a un segundo del nuevo día (a lo mejor el reloj del paritorio estaba algo desajustado).

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