"Prohibir el tabaco hará que se incentive el comercio ilegal"

Con el plan antitabaco en España se está poniendo sobre la mesa la posibilidad de adoptar medidas consideradas por otros países europeos, como prohibir la venta de cigarrillos a las nuevas generaciones. La intención detrás de esta iniciativa es loable pero, ¿un enfoque de prohibición es una solución efectiva? De hecho, ¿no sería contraproducente?

La lucha contra las sustancias adictivas es un tema complejo y aunque medidas estrictas y extremas pueden disuadir a algunos, la historia y la evidencia nos demuestran que la prohibición absoluta no es la panacea para erradicar las adicciones. En el caso de sustancias ilegales, la prohibición no ha erradicado su uso, por el contrario, a menudo ha agudizado los problemas asociados.

La clave para reducir e idealmente eliminar el hábito de fumar de nuestros actuales niños y jóvenes puede estar en la educación, en la concienciación y en el apoyo holístico a sus referentes adultos para dejar de fumar. Prohibir la venta de tabaco o de vapeadores puede parecer una medida rápida y decisiva, pero no aborda la raíz del problema.

Crearía un comercio ilegal, sin calidad o seguridad de lo que estarían consumiendo, poniendo en mayor riesgo la salud pública. Limitar el acceso legítimo, aumentaría el atractivo del 'fruto prohibido', y enriquecería a quienes estén dispuestos a violar la ley para satisfacer la demanda, creando un mercado negro y todo lo que este mueve alrededor. La ironía sería que en un intento por proteger la salud, el Estado indirectamente fomente prácticas que la perjudiquen aún más.

Entiendo la importancia de la lucha contra el tabaquismo, pero me gustaría ver a todas las autoridades (centrales y autonómicas) aunadas para aprender de errores pasados para emplear estrategias de demostrada eficacia basadas en evidencia y pragmatismo en lugar de optar por soluciones radicales que sabemos que no conducirán a los resultados que se buscan.