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"Pongamos el mismo cuidado en la vida cotidiana que en el trabajo"

Refugio climático del parque de les Glòries durante la intensa ola de calor

Refugio climático del parque de les Glòries durante la intensa ola de calor / ZOWY VOETEN

Un día de estos pasaba por un parque maravilloso que hay en Barcelona. Conseguí una hamaca (tarea nada fácil), me quité las sandalias y puse los pies sobre la hierba. Tenía cerca a un grupo de personas que me llamó la atención sin saber por qué y me entretuve en intentar descifrar cuál era la relación entre ellos. Había ocho mujeres y algunos niños. Por el acento supe que eran latinoamericanos, pero no pude adivinar de qué país, quizás Colombia.

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Las mujeres charlaban bajito, cuidaban mútuamente de los niños y compartían merienda: zumos y un dedito de pastel cada una. Poco a poco fui deduciendo que eran hermanas y cuñadas, pero había una mayor que debía de ser la madre y suegra de todas ellas y a la que se veía totalmente integrada entre las jóvenes. Eso fue lo primero que me sedujo del grupo. Luego me fijé en que sonreían todo el rato. Se hacían bromas inocentes y reían levemente. Levemente y muy muy relajadas.

A mí, que era una simple espectadora de aquella reunión familiar, se me contagiaba esa deliciosa armonía. Fueron llegando ahora un marido, ahora un hermano -probablemente del trabajo- y lo que me llamó entonces la atención fue que iban besando a cada una de las mujeres poco a poco, sin prisa, sin grandes gestos, alegrándose de encontrarse. Y yo notaba que aquello les alimentaba, que aquella unión que yo había percibido crecía y crecía y yo estaba embelesada aun siendo una extraña.

Opinaba el escritor Muñoz Molina -en una entrevista hace poco en 'Salvados'- que detrás del hecho de ignorarse las personas se esconde un gran embuste: el del individualismo radical que el capitalismo nos ha metido en la sangre. Decía que hay que poner en la vida cotidiana (en las relaciones, en todo) la misma atención y el mismo cuidado que en el trabajo. "Hay gente que pone la atención en lo estético, en lo intelectual, pero no en lo cotidiano. Y eso, a la larga, es muy dañino", afirmaba.

¿Será esa atención que se dedicaban los unos a los otros lo que me embelesó de 'mis colombianos'?

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