La hermenéutica y la política

Siempre la política ha estado sometida a las normas inevitables de esa ciencia que utilizamos permanentemente en todos los ámbitos de la vida: la hermenéutica. Ella nos da las claves de la interpretación, a pesar de que después cada cual las aplica a su antojo y según su interés personal.

Eso es lo que está ocurriendo de una manera ostensible y escandalosa después del 25-M. Los partidos implicados, especialmente aquellos que han retrocedido en su cuota de poder, están empleándose a fondo en interpretar lo que los buenos intencionados hemos expresado con nuestro voto, sea cual sea.

Es extremadamente preocupante ver cómo una misma verdad está siendo explotada para beneficios propios con explicaciones absurdas y con una desfachatez insultante hacia el sentido común. Decir, por ejemplo, que entre los perdedores están aquellos que han aumentado en número claramente demostrable y bien alto es vender burras con tres patas.

Eso, además del daño moral que se autoinfringe el que así lo declara, está utilizando claramente claves falsas de hermeneútica. La interpretación no está basada en la verdad, que es lo que busca dicha ciencia, sino meramente en la disimulación del propio fracaso. Eso revela una vez más la catadura de un buen número de políticos a los que en próximas ocasiones todavía se les debe de ignorar mucho más en las urnas.