Subvención a la Fundación Nacional Francisco Franco

Que en un país como España, cuyos dirigentes todavía son reacios a aceptar el sentido de la palabra 'democracia' en su plenitud, un presidente del Gobierno alegue total desconocimiento acerca de la subvención de 150.000 euros destinados a la Fundación Nacional Francisco Franco por parte del Estado, más que indignar, mueve a risa. ¿Alguien se imagina una Fundación Adolf Hitler, en Alemania, con el fin de fomentar su memoria? ¿O una fundación dedicada a Benito Mussolini en Italia? La respuesta, obviamente, debiera ser no. Y es que ningún país con una base democrática sólida permitiría que ninguna institución usara sus mecanismos para ensalzar la memoria de regímenes que van en contra de los preceptos democráticos. Porque ¿cómo se puede defender el Estado de derecho y al mismo tiempo avivar el recuerdo de un régimen dictatorial? No parece que sea posible. No obstante, España y su Gobierno nos han acostumbrado a estas y a otras lecciones por lo que a vanguardia política se refiere. La última clase magistral es que es una gran idea de cara a la opinión internacional financiar con fondos públicos la actividad propagandística de una fundación que ensalza la figura de un dictador fascista que convirtió a España en la vergüenza y el hazmerreír de Europa durante 40 años. Señores del PP, una vez más, gracias.