No sé como calificar al minibús 114 que nos han puesto en el barrio de Can Baró

Ayer fui a buscar el minibús 114, como hago dos veces cada semana para ir al Casal de barri Pirineu, en Can Baró, y lo que llegó a la parada no sé cómo calificarlo. Era nuevo, muy nuevo. Lo de minibús le quedaba grande: seis asientos, de los cuales dos para personas con necesidades especiales, o sea cuatro asientos. Dice el letrero que de pie caben 16 personas -ya les puedo asegurar que no-. Y dice que hay espacio para una silla de ruedas, pero bueno, la rampa no se pudo desplegar y para subir y bajar hay dos escalones muy estrechos en los que, delante de mí, una señora con muletas no habría podido subir sin la ayuda de tres personas -no podía, la pobre, ni sujetarse-.

Can Baró es un barrio entre el Baix Guinardó y El Carmel, de una orografía montañosa, muchas pendientes y calles estrechas. El único transporte público que lo atraviesa es el Bus 114. La cadencia de este es de 20 minutos, con suerte -normalmente hay muchas averías en los buses de esta línea con lo que la periodicidad se ve alterada prácticamente cada día-. El barrio está habitado mayoritariamente por gente mayor y este bus es su única conexión con los otros barrios del entorno, hospitales, supermercados, farmacias... La vida de las personas mayores del barrio depende de este bus.

No puedo entender con qué criterio se han permitido el lujo de sustituir los buses de barrio normales por éste -no sé cómo calificarlo- cuando en el ayuntamiento, y supongo que también en la entidad metropolitana que se ocupa del tema, saben perfectamente el problema tan grave de conexión del barrio.

Me gustaría que alguien me explicase. No sé, creo que tengo derecho a saber porqué, aunque seguramente no lo entenderé.