Contingut d'usuari Aquest contingut ha estat redactat per un usuari d'El Periódico i revisat, abans de publicar-se, per la redacció d'El Periódico.

Hemos hecho historia

prima

prima

Una foto muy representativa, de los años 60, porque refleja el ayer de la mujer española de aquellos años de la dictadura. Tres mujeres que fuimos educadas con normas impuestas por aquella sociedad: casarnos, complacer al marido, llevar la casa, procrear y el cuidado de los hijos. Ese era nuestro futuro. No había ninguna otra opción, sobre todo en la clase trabajadora. O te casabas o no existías y quedabas aislada del resto del mundo. Porque la vida solitaria de aquellas mujeres, en edad adulta consistía, entre otras cosas en asistir a misa, visitar a los enfermos o cuidar flores.

Entretots

Publica una carta del lector

Escriu un post per publicar a l'edició impresa i a la web

Pero no en todas fueron así. Hubo una pequeña muestra de la clase obrera que, sobre todo, tras la muerte de Franco, luchó hasta conseguir que su futuro fuese diferente. A que sus sueños se cumplieran. A no depender del marido para poder sobrevivir. A que ellas pudieran tomar también sus propias decisiones. Fueron mujeres que, primero, se independizaron económicamente incorporándose al trabajo, debido a la falta de mano de obra, en las grandes capitales. Pero no conformes con lo que habían conseguido, siguieron avanzando. Muchas de ellas pusieron el ojo en los estudios. Aquellos que un día les negaron por no pertenecer a la clase privilegiada. Donde el pobre tenía prohibido mirar un libro. Lo único que les permitían era quitarle el polvo de la estantería si este era su trabajo. La  ignorancia era buena para el señorío, la nobleza y el clero. Los tres pilares básicos de aquella cruel dictadura.

Aquellas ilusiones de las que miles y miles de chicas, venidas de los pequeños pueblos de provincias, empezaban a cumplirse en las grandes capitales como Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao. Esas grandes ciudades que le brindaron esa gran oportunidad para poder cambiar el mundo de la mujer trabajadora.

Dos mujeres, entonces niñas, de aquella foto están a punto de jubilarse. Han pasado muchos años y vivimos para contarlo. Nosotras somos una pequeña muestra de aquellas mujeres luchadoras incansables para salir del anonimato. Nuestras vidas, como el de muchas de ellas, ya son historia. Casadas, viudas, solteras, separadas o divorciadas, todos contribuimos a que esta sociedad nos acepte tal y como somos: seres humanos. Capaces de luchar por algo que hemos soñado y deseamos. Independientemente de si hayamos formado una familia o no. ¡Siempre hacia adelante!

                                                                                      

Participacions delslectors

Mésdebats