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"Me entristece pensar que las mujeres tengamos fecha de caducidad"

Mujer preocupada frente al espejo

Mujer preocupada frente al espejo / 123RF

Hace un año se estrenó la película 'The Substance', de Coralie Fargeat. Lo recuerdo muy bien, ya que fue la única película de terror capaz de hacerme salir de una sala de cine con los ojos hinchados de llorar. Consiguió ponerle palabras a una frustración que llevo dentro, haciéndole justicia y, a su vez, impulsándola en mi interior.

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Todas aspiramos a ser perfectas a ojos de la sociedad, la cual nos ha hecho creer que lo que busca es lo mismo que lo que anhelamos nosotras mismas, disimulando las expectativas en autoexigencia. Debemos ser divertidas, pero no demasiado. Espontáneas, pero sin desbordar. Tenemos que ser elegantes, atrevidas y diferentes. Dejar a la gente sin palabras. Debemos estar en todo, ser inteligentes y astutas, pero no tanto como para incomodar. Y no debemos -nunca- estar por encima de ellos.

Me entristece saber que esto no es nuevo para nadie, y es que lo que realmente me afectó fue un concepto que desbloqueó en mí: la fecha de caducidad en las mujeres. Cuando somos jóvenes nos imaginamos que todas esas inseguridades integradas en nuestras mentes poco a poco serán menos pesadas, que iremos aprendiendo a vivir con ellas y que pronto dejarán de tener importancia.

Es muy duro ver como, por el contrario, todo a tu alrededor se desmorona cuando ya no puedes satisfacer esas exigencias inhumanas; sentir que ya no vales e incluso ser tú misma la que te entierras bajo tierra. Agotar el tiempo que tenemos, marcado únicamente por nuestra apariencia. Ver como esas luchas van a acompañarte a lo largo de toda tu vida.

Dejarte carcomer por tu propia mirada mientras piensas en todas las soluciones que pueden mejorar lo que hay frente al espejo y saber que nunca va a ser suficiente. Todo, mientras ponemos nuestra mejor cara, porque las chicas guapas nunca dejan de sonreír.

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