La decadencia del programa 'Juego de niños' de TVE

En las etapas de hace 30 años, los niños y los gallifantes eran los auténticos protagonistas del programa 'Juegos de Niños' de TVE. La selección de los niños era más divertida y con más salero y gracia que la actual. Los gallifantes eran animados, se movían, saltaban, incluso bailaban. Ahora casi ni se notan o se ven.

El programa actual está hecho solamente para honor y gloria de un Xavier Sardà en declive y sus amigos famosos con sus dos acompañantes. Solamente merece la pena la primera parte del programa con las definiciones de los niños, y la última con el gallifantazo.

En el juego del niño escogiendo lo que está a su alcance en la sala de juegos es aburrido y predecible, sin interés alguno. El de los disfraces es predecible, y sus únicos protagonistas son los famosos, no los niños.

Ver a aquellos niños como son de mayores no tiene nada de interés, salvo para sus propias familias, no para el público en general. Averiguar cuál es la verdadera entre tres anécdotas no tiene nada que ver con los niños.

La cabecera de esta temporada peca de anodina respecto a la animada de hace tres décadas, con gallifantes en movimiento y niños al mismo tiempo. El tema musical actual no tiene nada de sobresaliente respecto a la Penguin Café Orchestra anterior, cuya sintonía estaba en todas las mentes de la audiencia. Los decorados de Mariscal eran sobresalientes respecto al decorado actual, que tanto vale para un programa talk show o un debate del corazón. Los personajes famosos, por su calidad artística, deportiva o intelectual, están a años luz de los actuales.

La media hora antigua se nos quedaba corta, mientras que los 90 minutos actuales se nos hacen pesados e inaguantables, especialmente para un programa en prime time.

En fin, Xavier Sardá se ha apropiado del programa anterior, cuando para mí su mejor conductor fue Ignacio Salas. No entiendo como Rosa María Mateo, administradora única de RTVE y que estuvo en dos ocasiones en las etapas antiguas, permite que haya un remake como éste, que puede hundir la televisión pública con los resultados de las audiencias.