"El verdadero cateto es el ignorante, no quien tiene acento andaluz"

El acento caracteriza a las personas de una región en específico, mostrando las peculiaridades de una forma de hablar que se ha consolidado con el paso del tiempo. De primeras, no es más que una particularidad que comparten un grupo de personas que viven o han nacido en un territorio. Sin embargo, existen acentos más rechazados que otros, por una asociación que se ha construido socialmente. En este caso, hablamos del acento andaluz.

En las últimas semanas, han surgido casos concretos en los que se han juzgado a personas por tener ese acento, como es el caso de esa madre que se hacía viral en las redes sociales al exponer el caso de su hija en el colegio, o el profesor gaditano al que se le exigió un cambio de acento si quería mantener su puesto de trabajo.

No hay mejor momento que hoy, 28 de febrero, que se celebra el Día de Andalucía, para exponer una de las grandes razones por las que se sigue mirando con desdén al andaluz: la asociación con la clase baja, el bajo nivel cultural y la pobreza. Esta vinculación refleja una larga lista de tipos de discriminación que sigue vigente en nuestra sociedad, de la que en estas líneas apenas se podría llegar a profundizar. No es necesario exponerse a una gran cantidad de personas para conocer esa mirada que se recibe cuando cambias de lugar siendo de Andalucía. Aunque pueda parecer insignificante, la manera como hablas cambia la concepción de la otra persona hacia ti, pues ideas vendrán a la cabeza cuando oyen tu acento.

Finalizo cuestionando la necesidad de señalar de manera vulgar o burlona un acento que une a toda una comunidad. Nuestro país es un territorio diverso que debe conocerse para dejar de caer en el rechazo hacia una cultura rica y plural como es Andalucía, pues la ignorancia es el verdadero signo del paleto, y no un acento.