Tabarnia, un templo del bilingüismo pragmático

Soy uno de los defensores de Tabarnia. No solamente como un buen intento de hacer ceder al independentismo nacionalista catalán, sino como una solución a un evidente problema de convivencia que existe en Catalunya.

Independientemente de si Catalunya logra o no independizarse de España, Tabarnia sí debe independizarse de Catalunya y formar la 18 comunidad autónoma. Con ello creo que se lograría frenar al movimiento soberanista; pero sobre todo, lograríamos un importante encaje de las dos formas de sentirse catalán dentro de España. Actualmente, un 55% de catalanes no nacionalistas se sienten oprimidos por el 45% de nacionalistas que han ostentado siempre el poder de la Generalitat ejerciendo políticas asfixiantes y contrarias a la idiosincrasia de la mayoría.

En Tabarnia, igual que en Madrid, existen 17 formas de ser y sentirse catalanes y orgullosos de ser españoles, por ello aspiro a una Tabarnia semejante a Madrid: abierta, hospitalaria, solidaria, tolerante, plural, cosmopolita, emprendedora, y sin ningún tipo de fronteras, especialmente lingüísticas. La lengua jamás ha de utilizarse como un hecho diferencial. En Catalunya, la lengua se ha utilizado como una frontera, más que como un maravilloso hecho cultural.

Por ello propugno para Tabarnia, y aconsejo para el resto de comunidades bilingües, una ley de lenguas basada en un 'bilingüismo pragmático'. Es decir, el 'español' ha de ser la única lengua obligatoria para la Administración y el mundo laboral, con lo que se lograría una libertad total, ahora no existente, de movimientos para todos los españoles que quieran visitarnos o que quieran venir a trabajar; mientras que el 'catalán' se enseñaría y se potenciaría en el resto de ámbitos, especialmente el cultural.