"Me he resignado a que mi profesión me haya puesto fuera de servicio con 50 años"

Un empleo, un trabajo, es la actividad que se realiza para ganar un sueldo. Una pasión, una vocación es el placer que se siente al realizar un trabajo. No siempre van de la mano, ojalá así fuese, pero cuando el azar, las circunstancias o una decisión juntan la pasión y la profesión es posible ganarse la vida haciendo lo que te gusta.

Estudié diseño gráfico porque me gustaba el arte, los colores, las imágenes. Y hasta los 40 años, más o menos, me sentí orgullosa de trabajar haciendo algo que me apasionaba. Esto me hizo desarrollar otras fortalezas: la organización, la metodología, el aprecio por los detalles o la autoexigencia, porque cuando amas lo que haces, quieres hacerlo lo mejor posible.

Con la crisis de 2008 todo se vino abajo, ¿qué os voy a contar? Trabajé un tiempo como autónoma, luego en una inmobiliaria, en un cine, en un supermercado, fui barrendera, emprendedora, limpié casas, cuidé perros, mientras seguía intentando volver al diseño, apuntándome a ofertas, haciendo cursos... Y así, pasaron 10 años.

Ya me he resignado a que mi profesión me haya puesto fuera de servicio; a que el mundo del diseño y del 'marketing' no valore la experiencia y decida que una mujer de 50 años no tiene criterio estético ni cualidades para la comunicación.

Muy a mi pesar, he tenido que aceptar que debo estudiar de nuevo para intentar incorporarme a un ámbito laboral que no me discrimine por la edad. Podría estudiar informática, pero pienso: "Una mujer de 50, comenzando en el mundo de la programación, ¿tendrá alguna oportunidad? La respuesta es clara: 'no'. Al menos en La Rioja, no.

Así que debo seleccionar un área en la que mi edad, madurez y responsabilidad, entre otras virtudes, sean vistas como cualidades y no como defectos, para intentar que, en todo caso, me permitan asistir a algunas entrevistas y, con suerte, conseguir un empleo. ¿Alguna sugerencia?