"El futuro está en manos de niños y jóvenes víctimas ahora de guerras y flujos migratorios"

Creo que la naturaleza humana por definición ama la vida por encima de todas las cosas y cuando corremos riesgo de perderla o ante la muerte inminente lo normal es aferrarse a ella con toda nuestra fuerza y descubrir lo simple de su belleza. Entonces surge el temor de perder cosas aparentemente pequeñas pero realmente enormes: los momentos de felicidad compartidos con los nuestros, una salida o puesta de sol, la belleza que nos rodea, la naturaleza, la música, un buen libro, la rutina diaria... Cosas que pasan inadvertidas en la vorágine diaria pero que produce un enorme dolor perderlas.

Despues de esta reflexión, con la que casi todos estaremos de acuerdo, pensemos en los millones de seres humanos víctimas de guerras que de repente tienen que olvidar todo esto y solo pueden concentrarse en sobrevivir segundo a segundo... Pensemos en los millones de seres humanos que tienen que abandonar lo suyo y los suyos arriesgando sus vidas para buscar un futuro. ¿En qué situación de desesperación tiene que estar un ser humano para renunciar al tesoro de vivir?

La gran mayoría de las víctimas directas o indirectas de guerras, de flujos migratorios y de suicidios son niños y jovenes. Recordemos que el futuro está en sus manos y que sembrando vientos se recogen tempestades.