Carta de una lectora: "Sobre la maternidad real"

Cuando empecé a usar redes sociales, quise añadir un día el 'hashtag' #maternidad a una publicación. Y descubrí entonces que existía otro 'hashtag' llamado #maternidadreal. No se me había ocurrido nunca que pudiese existir una maternidad irreal, o una manera de ser madre más real que otra.

Estoy de acuerdo en que la maternidad y la paternidad son para todos un baño de realidad, que en la vida de cualquier progenitor responsable hay un antes y un después. Y supongo que ahí está el 'quid' de la cuestión, en la cantidad de responsabilidad que se asume.

No es infrecuente ver parejas que se pelean por no ser el que da el baño o la cena a su hijo, que gastan mucho dinero para darse caprichos y escatiman a la hora de comprarle una camiseta a su bebé, que no lo vigilan, que sienten que su condición de padres les limita y están perdiendo oportunidades de divertirse o realizarse.

No entiendo si criaron por inconsciencia o simplemente sus hijos eran un activo más a conseguir. No sé si engendraron como quien se hipoteca para tener un piso más céntrico o un coche con todas las prestaciones. De hecho, las publicaciones en redes sociales sobre maternidad contienen muchísimos productos, lo cual nos da una idea de la tremenda mercantilización y trivialización del concepto y de la condición de progenitor en esta sociedad.

La maternidad y la paternidad supone un giro de 180 grados en nuestra vida. Implica cambiar completamente no un chip, sino todos los chips que contenga nuestro cerebro. Tener hijos conlleva pasar a ocupar el segundo o tercer lugar en nuestra propia existencia, porque ellos -nuestros hijos- serán lo más importante cada día que nos quede hasta que muramos. Es un enorme acto de generosidad que nos convertirá en otra persona y, si lo asumimos, en una mejor persona.