'L'enigma di Lea' en el Liceo', una gran obra distópica

Casi diez años han transcurrido desde que se ofreció en el Liceu una ópera de un compositor español (2009, 'La cabeza de Bautista', de Enric Palomar); y catorce desde la penúltima (2004, 'Gaudí', del recientemente fallecido Joan Guinjoan); para que, el 9 de febrero de 2019, se estrene a nivel mundial la ópera 'L'enigma di Lea', de Benet Casablancas, bajo un texto de Rafael Argullol, y dirigida por Josep Pons (orquesta), Conxita García (coro) y Carme Portaceli (escena).

A diferencia de 'Gaudí'  -opera encargada para ser estrenada en la Olimpiada de Barcelona, 'L'enigma di Lea' es una obra muy trabajada en su conjunto, sin prisa. Muy trabajada, sí, entre Benet y Argullol al unísono, al recuperar ambos de alguna manera la idea de Claudio Monteverdi -padre de la ópera moderna en el siglo XVII-  de equilibrar la música con el texto. Esa sinergia entre música (Benet) y texto (Argullol) consigue que las palabras cobren vida en escena. Benet ha elegido muy bien las voces, como utilizar un contratenor para un rol manipulador (Dr. Schicksal), y Argullol aporta elementos filosóficos geniales: "la frontera del fin del mundo", "se castiga a Ram a ser pura razón", "vidas condenadas servilmente a lo que es conveniente" y quizá alguna alusión a 'La vida es sueño' de Calderón.

Con la particularidad para mí de asistir a una ópera sin haberla escuchado previamente, 'L'enigma di Lea' es una gran obra, una sinergia entre muchos  -sobretodo "monteverdiana" entre Casablancas y Argullol. El elenco de voces está todo él a la altura: Allison Cook (sin decanso escénico), Sara Blanch, Anaïs Masllorens, José Antonio López-Ram (cuyo castigo es ser pura razón), Xavier Sabata. En definitiva, no es sólo 'L'enigma di Lea' una gran aportación al mundo operístico, sino una gran aportación a la cultura; y también a la sociedad, al ser en verdad una distopía claramente actual. ¡Qué gran contratenor, David Alegret! El coro, sin ser ya sorpresa su brillantez, hace de hilo conductor en los tres actos y la orquesta, magíster, muy compenetrada con las voces. A todos cabe pues felicitar.