Las agresiones físicas a periodistas son doblemente reprobables

Las agresiones físicas a periodistas son doblemente reprobables; toda agresión es incalificable pero a un periodista, que cumple una función social imprescindible como es la información gráfica, se duplica el daño, ya que la violencia pretende imponer vía manu militari la censura en el que toda la sociedad queda perjudicada.

Si desde el Estado no se dice nada, se puede considerar que aprueban este tipo de actuaciones, lo que comporta que la libertad de expresión y la seguridad personal está gravemente afectada.

Lo interesante de lo que está aconteciendo en los últimos meses es el número de agresiones y de contramanifestaciones, que por supuesto no están preparadas: todo es pura espontaneidad, como estar hablando por teléfono y que de repente aparezca por arte de magia un periodista, hasta que dejas la conversación al instante ya que por casualidad lo reconoces y le pegas, así, por la buenas, sin haberlo pensado previamente. Es lo más habitual.

Como tampoco y por supuesto que es imposible que estas inmensas minorías, que intentan neutralizar símbolos en vez de colocar los suyos para que quede constancia de su alegría por las desgracias ajenas como buenos cristianos, que no dudo que lo sean, lo estén implementando por amor al arte.

Conviene que los gastos que tienen que afrontar lo pongan de sus bolsillos sin ninguna organización ni nada, seguro que es pura espontaneidad dado el nivel de indignación, ya que están sometidos a una presión insoportable como son las urnas y el color amarillo. 

Es por todo esto que los compadezco y les agradecería que en el momento de máxima indignación fuesen capaces de leer alguna página de la cultura por la paz, para posteriormente romperla, fruto de una ira bien comprensible.