Carta de un lector: "El lamentable episodio de Rubiales empañó el éxito de las chicas"

Apasionado, impetuoso y efusivo, Luis Rubiales, oresidente de la Federación Española de Fútbol (FEF), le propinó a la delantera Jennifer Hermoso un beso en la boca, en los labios, inconsentido, cogiéndole la cabeza con ambas manos. No mantuvo la compostura. Tras una ola de críticas recibidas, en un primer momento, reaccionó con cajas destempladas e improperios, y, después, de forma displicente, se vio forzado a recapacitar pidiendo disculpas a regañadientes.

Fue un lamentable episodio que empañó el éxito, la celebración de la victoria de la selección femenina de fútbol. Un triste protagonista. Un comportamiento de lo más censurable, sexista, propio de un desatado presidente prepotente. El personaje, eufórico, entusiasmado, en el palco de autoridades, llevó sus manos para agarrarse, que no acomodarse, sus partes más nobles, haciéndolo a la vista de todo el mundo, con ostentación, a escasos metros de la Reina, de forma soez y ostensible, vanagloriándose de sus gónadas, con proyección, viralización mundial. Una actitud del todo repudiable, grosera, obscena e impropia de un mandatario.

Censurable también el comportamiento de algún que otro periodista y tertuliano de una cadena de radio que le rió las gracias al personaje chulesco y machista para mayor escarnio, emborronando, si cabe, la crónica de una gesta histórica. Lo razonable, ante tan indigno comportamiento, sería su inmediata destitución, ya que no parece que vaya a dimitir.