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La hucha virtual de las pensiones

jubilados pensionistas protesta

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En los años de bonanza (es decir: la orgía del ladrillo), las cotizaciones a la Seguridad Social permitían engordar la llamada hucha de las pensiones. Unos 3.500.000 de trabajadores estaban empleados en la construcción, con sueldos muy generosos. Este sector movía la economía al alza. Era el motor del crecimiento. El dinero circulaba con alegría.

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Pero ese dinero era prestado, ficticio y falso de necesidad, que se manejaba como auténtico. Procedía de una actividad, la construcción, que devino en ruina absoluta al estallar la burbuja inmobiliaria.

Se había construido una mercancía que multiplica por cien la demanda. Por todo ello, la hucha de las pensiones era una entelequia, una ficción, que se alimentó con unos recursos provenientes de una deuda galopante, cuya contrapartida sería el rescate de las Cajas de Ahorro, la quiebra de las empresas, el gigantesco endeudamiento de instituciones y familias, la ingente morosidad bancaria, el paro generalizado y masivo...

En resumen, para explicarlo en pocas palabras: una persona obtiene un préstamo de un banco y el importe lo guarda en una hucha para cuando vengan mal dadas. Pero llegado el vencimiento, deberá devolver el préstamo, si puede.

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