"Si Hamás es una organización terrorista, ¿no es Israel un Estado terrorista?"

Una vez más, el conflicto palestino-israelí coloca en el foco del debate el término ‘terrorismo’. Técnicamente, el terrorismo es el uso sistematizado de la violencia por parte de un grupo u organización con el objetivo de generar una atmósfera de terror e inseguridad para avanzar ciertos fines políticos. Bajo esta lógica, Hamás es una organización terrorista.

Ahora bien, ¿qué hacían las organizaciones paramilitares sionistas en las décadas previas a 1948 en Palestina? Entre otras cosas, masacrar pueblos enteros con la finalidad de expulsar a los palestinos de su tierra; iniciar un genocidio que se extiende hasta nuestros días, ahora impulsado por un Estado que destruye indiscriminadamente viviendas y medios de subsistencia, reprime violenta y sistemáticamente protestas y manifestaciones y asesina de manera periódica a civiles palestinos. Si Hamás es una organización terrorista, ¿no es Israel un Estado terrorista?

Con todo, la realidad rara vez se puede encorsetar en la teoría. El contexto importa, y mucho. Antes de la llegada del sionismo a Palestina, cristianos, musulmanes y judíos convivían en este territorio. Y luego comenzó una invasión, no tan silenciosa como silenciada, que continúa aniquilando a los palestinos y produciendo generaciones enteras que viven y mueren en el trauma. ¿Qué se supone que hay que hacer en esa situación?

La muerte de civiles siempre es condenable. Pero también hay que comprender que estamos ante un conflicto asimétrico. Israel tiene dinero, tiene poder, tiene influencia y capacidad para darle forma al discurso oficial. Palestina no tiene nada más que ganas de dejar de morir. Que el 'status quo' actual se normalice no quiere decir que sea justo, y, por mucho que los poderes fácticos se encarguen de generar una verdad alternativa, todavía no han sido capaces de ahogar por completo la realidad. ¿Por qué es tan difícil aceptar que Palestina lucha por su libertad?