"Vivo con una fatiga crónica: no puedo llevar vida normal y pocos me comprenden"

Padezco desde hace seis meses un cansancio invalidante, que limita en gran medida mis actividades diarias y que me genera mucha angustia.

No es la primera vez que tengo fatiga intensa, un estado general de debilidad que no mejora con el descanso, pero antes era diferente porque el malestar desaparecía normalmente en unos dos meses. Comenzaba con un fuerte resfriado y enseguida surgía el cansancio, que con paciencia y mucho reposo superaba en unas ocho o nueve semanas.

Al principio fue difícil encontrar la causa de mi enfermedad, hasta que una doctora me diagnosticó reactivación del virus Epstein-Barr y de esta misma forma yo lo interpreté las ocasiones posteriores en que me sentí tan cansada, siendo siempre el origen una gripe o un catarro.

Cuando escribo estas líneas, mi sistema inmunitario no ha sido capaz de vencer al virus, a diferencia de las otras veces, y la falta de energía y el malestar persisten en el cuerpo. Por otro lado, muchos médicos no aceptan la reactivación del virus, pero tampoco saben encontrar la causa de la fatiga permanente.

Vivir en un cuerpo sin fuerza, sin energía, me altera enormemente el ánimo pues me veo muy limitada para llevar una vida normal.

Con esta carta quiero hacer un llamamiento a las autoridades sanitarias para que dediquen más recursos a la investigación de este problema de salud y que se favorezca el asesoramiento y la terapia para hacer más llevadera la vida de los afectados, así como que la sociedad se conciencie y comprenda un poco mejor a las personas que padecemos esta enfermedad, que hasta el momento no parece que tenga cura. También para los familiares y amigos se hace difícil convivir con alguien aquejado de fatiga crónica.