"Democracia en venta: el precio injusto de unas campañas electorales poco limpias"

Me confieso agotado y decepcionado con las campañas electorales actuales. Este sentimiento, estoy seguro, no soy el único que lo tiene. A medida que se desarrolla cada ciclo electoral, nuestras ciudades y buzones postales se transforman en bosques de propaganda, desafiando toda lógica en medio de la actual crisis climática. Millones de euros se evaporan en este diluvio de papel y tinta, siempre favoreciendo a los mismos de siempre: los partidos grandes, dejando a los más pequeños, menos afortunados económicamente, ahogándose en la estela de esta desigual competición por el voto.

¿Por qué no proponemos un cambio en la forma de llevar a cabo nuestras campañas electorales? Algo más limpio, más equitativo y, sobre todo, más democrático.

Eliminemos la propaganda por correo a favor de un envío único de información electoral de todas las candidaturas. Minimicemos la propaganda en las calles, limitémosla a espacios específicos y con un número reducido de carteles por partido. Los banderines y otros adornos superfluos deberían ser cosa del pasado también.

Además, debemos obligar a los medios públicos a dar igualdad de oportunidades a todas las candidaturas, garantizando que participen en al menos un debate. Asimismo, sería justo establecer una cuota publicitaria equitativa para todas las candidaturas, reduciendo el tiempo de cualquier otra publicidad en los medios públicos.

Finalmente, no podemos ignorar el poder de la era digital. Propongamos un espacio en línea dedicado a las elecciones, donde cada candidatura pueda publicar sus propuestas y agenda de actos, e interactuar con los votantes.

¿Quién puede argumentar en contra de estas propuestas que son, de hecho, más positivas medioambientalmente y en línea con los auténticos principios democráticos? Es hora de decir basta a las campañas tal como las conocemos, y llevar estas ideas a todos los parlamentos e instituciones.