Hacia la independencia con una mayoría sólida

Hace unos días se cumplieron cinco meses de una fecha, el 27 de octubre, que pese a pretender cambiar la historia de Catalunya en una dirección, lo hizo en la otra. Cinco meses de la proclamación de la DUI, el día que pretendieron llevarnos de la postautonomia a la preindependencia y acabamos en la preautonomía con el 155, con el Govern cesado y, unos días más tarde, encarcelado.

¿Alguien a día de hoy piensa que fue útil? ¿Fue una reacción previa al 155? ¿La causa o la consecuencia del 155? Podríamos especular si jamás hubieran entrados en prisión los 'consellers' o en que situación estarían los Jordis. Pero sería especular, y en Catalunya se precisa mirar hacia delante y no regodearse en el pasado.

Cinco meses después de la DUI, nadie ha visto ni un ápice de la República más allá de las actuaciones de los CDR. El independentismo cosechó un éxito rotundo el 1-O y los siguientes fueron todo tropiezos. No supo administrar la baza del descontento que había en las calles, como así se vio el 3 de octubre en la 'Vaga General'. Aquello sí que eran amplias mayorías, una amplia mayoría que desaprobaba la violencia desproporcionada ejercida por el Estado, y el Govern no supo construir en base a aquello. Estrechó las mayorías, declaró una DUI que ni tan siquiera satisfacía a los independentistas por las formas ni los 'tempos' con que se hizo. Y luego llegó la represión.

El independentismo hoy se encuentra en la encrucijada de seguir la senda del unilateralismo o ampliar perspectivas. El independentismo, sabia y valientemente, ha tomado la humilde decisión de no rendirse. Así lo muestra en la calle. No hay que retroceder, se ha llegado más lejos de lo que nunca hubiéramos imaginado. Hay que dejar de pisar el acelerador por un momento, para ir más allá. Solo si el independentismo reconoce su mayor debilidad, el techo de cristal del 50% de la población, será capaz de avanzar.

Ponerse a trabajar en pro del independentismo hoy significa investir un 'president', nombrar un Govern efectivo y trabajar en base a lo que edifica la sociedad catalana como conjunto, como por ejemplo la defensa férrea del sistema educativo y tender puentes al catalanismo que no ha dado el paso al independentismo. Solo asi se avanzara, dejando de explotar los viejos supuestos agravios del Estado, como "Espanya ens roba" y mostrarse como un movimiento vertebrador de la sociedad y no excluyente. Solo así se rompera el techo de cristal del 50% y solo entonces cualquier decisión será legitimiada por una mayoria social. Hasta entonces el unilateralismo no es una opción.

La única opción es trabajar para ser más. Trabajar para convertir el independentismo en una opción mayoritaria que hoy por hoy no es, es una prioridad si lo que se pretende es avanzar y no seguir encallados en el bloqueo. Tan solo con el respaldo de la mayoría de la sociedad es posible una negociación con el Estado. Hasta ahora solo hubo confrontación y desafío.