"Ventana de oportunidad"

MANU MITRU / EPC

El alquiler de piscinas privadas constituye un negocio en auge en los últimos veraneos. Posibilita que propietarios de piscinas rentabilicen sus instalaciones. Algunas incluyen servicio de barbacoa, para darse un chapuzón y nadar .Es una alternativa a los lugares públicos, a veces inexistentes o escasos. El precio del alquiler lo fija el propietario por horas y establece las normas de uso y las condiciones, aforo, comportamientos, y en cuanto al ruido, respetar el descanso de los vecinos. Los usuarios quieren evitar las aglomeraciones en las piscinas públicas. Buscan un espacio privado de tranquilidad donde disfrutar con los suyos, amigos, familia. Es un mecanismo de movilizar la riqueza ociosa, ofreciendo un servicio a quien puede necesitarlo y que permite al propietario obtener unos ingresos adicionales, como también acontece en el troceamiento de pisos en habitaciones. Subyace el contexto de la progresiva degeneración del veraneo como experiencia, habida cuenta la coyuntura económica de muchos. Cada vez hay más gente que no puede permitirse lo que empieza a ser el lujo de unos días de vacaciones en la playa o en la montaña. Ante las olas de calor extremo, el negocio del alquiler de piscinas privadas aflora como una nueva ventana de oportunidad, a la par de convertirse en un deseable refugio climático.