Parálisis en Europa: los partidos malvados despiertan para hacer el trabajo sucio de los partidos tradicionales

Desde hace unos meses, en la mayoría de revistas de pensamiento y de literatura francesas, todas encabezan un artículo, con el título Pourquoi tant de haines?. Las respuestas se modulan según el espectro ideológico de las mismas. Todas coinciden que en cierta medida hay un hilo conductor, y que el origen se centra en la Revolución Francesa, a través de los sans culottes. El odio se canalizaba contra los privilegiados de la monarquía y se dirigía hacía el propio sistema. 

Los franceses, cuando se enfadan, se dirigen hacia los que ostentan el poder, y ahora se vehículo por medio de los chalecos amarillos, y este odio no solo va dirigido a unos partidos políticos que jamás cumplen con lo propuesto, también hacia los medios de comunicación, los cuales forman parte de todo este entramado que está retrasando el imprescindible salto hacia otro sistema, para que la ciudadanía deje de ser una mera comparsa. 

Cada estado tiene una idiosincrasia y trayectoria historia específica, pero el problema central de todos ellos ya fue tratado en su día por Vilfredo Pareto, cuando se refería a las élites, la cuales no se heredaban pero tenían unos canales propios de ingreso. En algunos casos más que otros, la meritocracia formaba parte de ciertas incorporaciones nuevas. Inmediatamente, se transformaban en nuevas élites: políticas, sindicales, económicas, judiciales, entre otras. 

Está más que demostrado que lo que está sucediendo en esta Europa, incapaz de encarar los problemas de envergadura de la actual y de las futuras generaciones. Los resultados electorales de las elecciones municipales en el Principat es un compendio de la parálisis en la que está incrustada toda la problemática de un municipalismo de cemento, y de playas artificiales, las cuales a la primera ventolera desaparecen hasta la siguiente ocasión, para llenar puertos deportivos de embarcaciones que ensucian el agua y el aire de personas que solo piensan en una fanfarronería destructiva del medio ambiente. 

En las elecciones europeas, tres cuartos de lo mismo: el fenómeno de los partidos más radicales de derecha ha conducido a que sean potenciados. Siempre han estado dormidos, pero vivos y coleando cuando interesaba. Ahora ha sido el momento de despertarlos, para seguir en la línea de no pagar impuestos y continuar en la senda del liberalismo más criminal, el cual considera que lo único válido es ser empresario de tu propia miseria, para que uno se pueda autoexplotar. 

Se está barruntando eliminar la moneda para dificultar el intercambio entre personas y facilitar el latrocinio de las grandes corporaciones. Estos partidos tan malvados son los que están haciendo el trabajo sucio de los partidos tradicionales, los cuales continúan con su cinismo acostumbrado.