La obra de Agustí Bartra dejó una huella que impacta

Conmemoramos el nacimiento de dos puntales de la cultura catalana, el novelista Manuel de Pedrolo y la ensayista Maria Aurelia Campmany, pero hace 110 años, en 1908, nació el intelectual Agustí Bartra, hombre de impactantes experiencias -estuvo en un campo de concentración tras la derrota republicana- que consagró toda su obra al personal tema de la lucha del hombre contra los elementos que pueden negarlo.

Hay dos creaciones que merecen su recuerdo: Quetzalcoatl, escrita en su exilio de México, en el que no solamente reflexiona acerca del dolor del exilio, sino que tambien alaba la tradición del país que le ha acogido, sirviendo de puente entre dos culturas, y Crist de 200.000 braços, amarga crónica del tan triste como incierto destino de los combatientes catalanes después de la guerra civil. Fue un autor de apasionado sentimiento y delicada innovación. Combinó la originalidad de las nuevas tendencias con el aliento clásico. Como lector suyo, me parece oportuno que volviéramos a leerlo. La tendencia que creó dejó, para siempre, una huella impactante.