"Si se puede ignorar la falta de rigor histórico en las ferias, ¿por qué no en el cine?"

Han pasado casi tres meses desde el estreno de 'Napoleón', de Ridley Scott, película que no dejó indiferente a la crítica, tanto técnica como popular. Uno de los principales dardos lanzados al director fue la falta de rigor histórico y parcialidad adoptada en el filme. Sin embargo, parecen olvidarse otras obras del mismo como 'Gladiator' o 'El Reino de los Cielos', ambos con múltiples errores históricos aunque llenaron salas enteras.

En general, en el mundo del cine se tiene una concepción más o menos clara de la ambientación histórica y, paradójicamente, en una esfera mucho más cercana a la población, como son las fiestas populares, se tiende a mezclar churras con merinas. Desde el mercadillo más humilde hasta la feria medieval más ostentosa, no son pocos los municipios que celebran su pasado incorporando este tipo de figuras. En muchas de ellas son protagonistas los grupos de recreación, es decir, asociaciones culturales que se visten con los materiales de la época concreta y traen una panoplia selecta de materiales que son fieles reproducciones del período a recrear.

Pero no es lo habitual. Lo general son festividades de ambientación, en la que o bien estos grupos son minoría y se pierden en una maraña de disfraces a base de terciopelo y telas sintéticas o directamente son inexistentes. El principal problema viene cuando la entidad municipal define como recreación histórica algo que, a todas luces, no lo es.

No hace mucho, un medio aragonés publicaba una guía sobre cómo vestirse para la fiesta de los Amantes de Teruel. En la portada, solo se veían disfraces y se hacía referencia a “caballeros de brillante armadura” en un período, el siglo XIII, en el que, como mucho, la cota de malla era la protagonista.

Perlas como estas son más habituales de lo que pueda pensarse y es que si somos capaces de discernir entre el 'Napoleón' de Scott y el real, ¿no lo seríamos en distinguir una recreación de una mera ambientación?