"La falacia 'ad baculum'"

Las falacias son el pan de cada día en cualquier conversación política, religiosa, filosófica. O hasta en peleas familiares. Pero, entre todas, hay una que juega sucio de una manera particularmente burda: la falacia 'ad baculum”. Su esencia es simple: en lugar de convencer con razones, se apela a la amenaza, al miedo o al uso de la fuerza para hacer que alguien acepte una conclusión. No importa si la amenaza es física, psicológica, social o económica. El punto es que la validez del argumento no proviene de su lógica, sino del poder que lo respalda.

Ahora bien, ¿por qué esta falacia es tan efectiva? Porque el ser humano, más que un animal racional, es un animal temeroso. Y si le das la opción entre “pensar” o “evitar el castigo”, la mayoría elegirá lo segundo. La expresión 'ad baculum proviene del latín y significa “hacia el bastón”. Y, literalmente, es la apelación al garrote como argumento. Su estructura lógica es algo así: “Si no aceptas esto, sufrirás las consecuencias”. El problema aquí es evidente: la verdad o falsedad de un enunciado no depende de las consecuencias que pueda tener rechazarlo. Por ejemplo: “Si no votas a la izquierda, entonces vendrá la ultraderecha. Si eres un obrero de derechas, no hay nada más tonto. Si votas a la derecha, serás expatriado”. Si alguien gana una discusión porque amenaza, no ha ganado nada, solo ha silenciado la discusión. Cuando las personas dejan de pensar por miedo, dejan de desarrollar pensamiento crítico. No se preguntan si algo es cierto, solo buscan evitar el castigo. Una manera de neutralizarlo es pedir una argumentación lógica.