"Derechos sí, pero no a los delincuentes"

El bienestar social está en peligro. El problema ha sido la falta de rigor para hacer frente a los desafíos a los que se enfrenta el mundo occidental en su totalidad desde que, en 1968, se produjeran los movimientos sociales en defensa de unos derechos sociales más equitativos. Desde entonces, todos podemos disfrutar del bienestar social. Pero también apreciamos el aprovechamiento de una parte de la sociedad, que convierte estos mecanismos de protección en su propio paraguas para delinquir impunemente o con consecuencias atenuadas. Un ejemplo es la ocupación ilegal de viviendas: es la ley del más fuerte, ¿quién da la patada a la puerta?, ¿quién es capaz?, muchas personas sin recursos no solo no son capaces, sino que su conciencia le impide hacerlo. Entonces, ¿eso es justo? Por tanto, proteger la ocupación ilegal es incoherente con justicia social; además, disminuye la confianza en los propietarios para poner en alquiler sus viviendas, al proponerse leyes que impiden desocupar en menos de dos años, o las ponen carísimas para asegurar que el inquilino es de fiar. Resulta una aberración.

Por otro lado, dicen que no es cierto que exista inseguridad en las calles. Si la criminalidad baja es porque la gente se protege, se queda en casa, no pasa por ciertos lugares. Muchos de nuestros jóvenes viven amedrentados, se quedan en casa frente al ordenador. Cuando salen en grupo van a zonas muy concurridas, centros comerciales o centros de ciudad, casi nunca en las zonas públicas de sus barrios. ¿Y piensan que lo hacen porque son 'frikis' de los videojuegos? Es miedo. La gente se ha cansado de eso que dicen que no ocurre y sí ocurre. En fin, alguna gente clama políticas como las impuestas por Nayib Bukele en El Salvador. Derechos sí, pero no a los delincuentes, eso no ha funcionado.