"Desespera que quienes cantaban 'adiós, España querida' ahora se revuelvan contra los migrantes"

Es desesperante que muchos de los que cantaban 'adiós, España querida', 'suspiros de España', 'qué lejos te estás quedando, España de mi querer', que muchos de los hijos de los que se amontonaron en trenes patera para desembarcar en la Estación de Francia o en Atocha, se revuelvan ahora furibundos contra los migrantes subsaharianos.

Es descorazonador ver cómo un pueblo que históricamente ha tenido que emigrar para comer o para sobrevivir, un pueblo que arrasó culturas, idiomas y razas en las américas y unos siglos después tuvo que refugiarse en aquellas tierras huyendo de la guerra y de la dictadura franquista, cierre la muralla a aquellos que escapan de la guerra, el hambre y la explotación de nuestras empresas.

No nos paramos a pensar que con el dinero que nos cuesta un smartphone que funciona gracias al coltán que ellos arrancan a la tierra con su sangre, podría vivir un poblado durante meses; no queremos saber que nuestra empresas armamentísticas les venden misiles, ametralladoras y lanzagranadas para que se maten entre ellos a cambio de uranio y de petróleo y convierten la violación y el genocidio en una táctica militar.

China, USA y Europa están comprando millones de hectáreas a los gobiernos corruptos impuestos por Occidente para cultivar alimentos y utilizar a los nativos como esclavos cuando, hace unos años, eran dueños de sus tierras y vivían de sus cosechas.

Paradójicamente, son las regiones y las familias con mayor índice de emigración las más reacias a aceptar a los recién llegados, quizá por el viejo dicho de 'no sirvas a quien sirvió'.

No hay murallas que frenen el hambre, la injusticia y la miseria: la historia nos enseña que ni la muralla china ni las legiones romanas pudieron contener a los pueblos que huían de la miseria, solo la justicia impedirá que nuestra era acabe en una masacre similar a la caída de Constantinopla. En nuestras manos está la paloma de la paz. ¿La dejamos volar o la estrujamos hasta matarla?