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Josep Antoni Duran Lleida ha llegado a sus últimos días políticos y, cómo era previsible, ha arrastrado con él hasta el fin de su carrera a muchos fieles que o bien por culto a su persona o por el pago a tantos favores recibidos a lo largo del tiempo, se ven obligados a renunciar a su futuro político. Es el caso entre otros de Joana Ortega, actual vicepresidenta del Govern e imputada por la celebración del 9N que ha tenido que escoger entre la lealtad y fidelidad a Mas o a Duran. Y ha adoptado por esta segunda vía porque, como en muchas otras ocasiones, aquí ya no hay otra tercera. Inmenso error por parte de quien considero más ha trabajado para la organización del referéndum.

Como Ortega, en la foto del sí había otras personas a quien se les auguraba un futuro espléndido en el servicio público. Oriol Gil, presidente de la Unió de Joves, o Montse Surroca, portavoz del partido y diputada en el Congreso, son algunos de ellos. Supongo que deben tener su futuro bien atado a través de la plataforma Construïm que, aunque Surroca pidió que se borrara la prueba del delito, algún alto cargo de la formación democristiana en el Parlament tuvo tiempo de hacer una captura de pantalla del mensaje y filtrarlo a un periódico, demostrando la relación entre este nuevo actor político crítico con las propuestas de Artur Mas y la cúpula de Unió Democràtica de Catalunya.

Desde su suite en el Hotel Palace de Madrid, Duran debía de mirar esta mañana las portadas de todos los periódicos y sonreír. Una vez más ha conseguido ser el protagonista del día, ha conseguido ser el centro de atención. Desde el egocentrismo de su persona, es él o nada. Y así ha acabado con la historia de UDC, el segundo partido más antiguo de los que continúan en el panorama actual. Una historia que se remonta a 1931, de la que hoy se avergonzarían Aragai, Coll i Alentorn, Carrasco i Formiguera o Vila de Abadal si levantaran la cabeza.

El matrimonio entre Convergència i Unió, que finalizará entre el viernes y hoy, ha durado 37 años. Casi cuatro décadas de amor y desamor, de tensiones e infidelidades. Muchas citas a las que, sin quererse, han tenido que acudir juntos, de la mano, sonriendo aunque a veces alguno de los dos fuera abucheado.

La gran incógnita de este divorcio es como afectará a la custodia de los hijos y si habrá separación de bienes. Son muchas las administraciones gobernadas por la federación que se tendrán que repartir, como también se tendrá que hacer con la representación institucional. En el Congreso de los Diputados pocas cosas cambiarán. Duran hace años que no ejerce como jefe de filas, sólo está presente cuando le interesa. Ahí la cosa cambiará poco, aunque los diputados de Unió serán los más fieles a Duran. En el Parlament es donde la disputa puede ser más reñida. Con Duran se quedarán Toni Font, Roger Montañola, Benet Maimí, Xavier Dilmé, Marta Llorens, Cristina Bosch, Joan Maria Sardà, Anna Solé i los dos consellers que también són diputados, Ortega i Pelegrí. Por su parte, Núria de Gispert, Titon Laïlla, Mercè Jou, Joan Recasens, Elena Ribera e Isabel Muradás continuarán fieles al mandato parlamentario y al President Artur Mas. Con diez diputados será la vez que, bajo las siglas únicamente de UDC, tendrán más representación. En unas hipotéticas elecciones cercanas en el Parlament, podrían quedar como última fuerza política.

La ruptura de la federación también obligará, cuanto menos en el caso del Govern, a reformular su composición con la salida de los tres consellers d’Unió: Espadaler, Ortega y Pelegrí. Podrían ser sustituidos por Jordi Jané o Meritxell Borràs en Interior, Carles Puigdemont o Lluís Corominas en Governació y Jordi Ciuraneta en Agricultura. Decisión que el President de la Generalitat deberá tomar con celeridad y consciente de lo que se juega.

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Está también puede ser una gran oportunidad para el conseller Santi Vila en la sucesión de Mas. El exalcalde de Figueres, que no mantiene una relación fluida con Duran, entre otras cosas por el buen trato que el conseller mantiene con altos cargos del Gobierno, papel conciliador de timonel del catalanismo que siempre había jugado el líder de Unió, tendría con el divorcio un oponente menos para sus ambiciones no manifestadas. Para poder plasmar sobre el papel una nueva forma de hacer política, con marcado perfil propio.

Quienes hemos conocido a Duran, sabemos que lo de estos días era el final de una película más que anunciada y promocionada. El personaje, uno de los más oscuros de la historia política catalana, ha decidido morir matando. Muy acorde con su persona y su forma de ser. Duran ha querido dar la razón al ministro Jorge Fernández Díaz, con quien sí mantiene una relación magnífica, con que esto del proceso ha provocado la rotura de muchas familias. Hoy, la de la familia más grande de Catalunya.