"¿Por qué les cuesta tanto a los empresarios reconocer el buen trabajo de sus empleados?"

¿Por qué a los jefes superiores de la mayoría de empresas, sobre todo en las pequeñas y que se autodenominan "familiares", les cuesta tantísimo reconocer los aciertos o el cumplimiento del trabajo de sus empleados como es debido, y que seguramente implican más horas de las contratadas? Además, por un sueldo más que justo.

¿Tan difícil es para ellos? Eso sí, si hay algún pequeño fallo, algo normal después de horas y días de trabajo, no dudan en echártelo en cara sin contemplaciones y, por supuesto, con una soberbia imperante tachándote poco menos que de inútil, con cartas disciplinarias, si es preciso, lo que los pone en la fácil solución de echarte sin indemnización.

¿Saben ellos que tratan con personas con identidades y vivencias muy particulares? No, porque no se molestan en conocerte lo más mínimo, solo importa tu baja capacidad. La voluntad que pones no cuenta. La falta de formación por parte de la empresa deja mucho que desear. Y encima, saben que te están haciendo un favor y si no, hay mil esperando en la puerta.

En algunos ámbitos empresariales dan premios y reconocimientos, pero en la mayoría te vas como entraste: con un agrio recuerdo y ganas de olvidar.