"No quiero que mis libros acaben en una caja al lado de un contenedor"

El otro día vi una gran caja frente a un contenedor de basura y algunas personas observaban en su interior. Me acerqué y vi que la caja estaba llena de libros que alguien había abandonado allí. Este hecho me hizo reflexionar sobre cómo había cambiado el valor de los libros en apenas 30 años. De comprar enciclopedias que coordinaran con la decoración del salón a no saber qué hacer con ellos cuando su propietario muere o cuando no caben en los minipisos.

La televisión no acabó con la radio ni con el cine como presagiaban los agoreros, pero las nuevas tecnologías sí que han acabado con el valor del libro, valor que solo lo tiene si es leído.

Sé que soy pesimista, me da pena que mis amados libros acaben en un futuro en una caja en un contenedor de basuras, pero es que no los quieren ni en las bibliotecas, ni en los colegios, ni en la cárcel...

Quizás dentro de 20 años, yo ya no lo veré, pase como con los discos de vinilo, que la gente tiraba ante la irrupción del casete y el CD y que ahora son un bien preciado y alguien podría decir: "Oh un libro, qué maravilla". Mientras, solo me queda acariciarlos y leerlos. Larga vida a los libros y a la cultura.