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"No es bueno colocar en la misma posición a quien padece y a quien abusa"

"No es bueno colocar en la misma posición a quien padece y a quien abusa"

EFE

Sin libertad no se puede hablar de moral, esta anima a elegir libremente entre distintas opciones, aunque no está claro que seamos libres para tomarlas.

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El acoso es un hecho que pone en cuestión a toda la sociedad (desacreditar, mentir, acorralar, confundir, crear miedo…). El odio es la punta de una escalada de agresiones que hace añicos los derechos humanos. Lo más inteligente es que el cerebro distinga lo importante de lo irrelevante para tomar buenas decisiones. Las recompensas o castigos suelen reforzar las emociones hacia un lugar u otro de lo correcto ("no hagas lo que no quieres que te hagan", por ejemplo).

Los rumores y cotilleos distorsionan el comportamiento, y aceptar una información errónea contribuye a perpetuar lo ruin. No es bueno normalizar las broncas, el desprecio, los insultos, el escándalo, colocar en la misma posición a quien padece y a quien abusa ("ni machismo ni feminismo", "ni violadores ni violadas", "ni nazis ni judíos"…). La broma perversa, el chiste injurioso, hacen subir peldaños en la pirámide de los prejuicios.

La violencia está contra la civilización, decía Popper, aplaudirla es legitimar la impunidad, comentó Bordieu. Buscar incondicionales requiere ofrecer incidentes, porque pasarlo mal acaba siendo un espectáculo, escribía Guy Debord (como pasa en 'reality shows' donde se viola la dignidad, y más a las mujeres), donde se repite sin parar que al mundo le hace falta mano dura. Crueldades que ocultan auténticas formas de convivencia pacífica: de cooperación y justicia. Se aprovechan de nuestros puntos débiles: la falta de interés, estilos individualistas, poca reflexión, falta de redes válidas…

Clara Lodewick, una joven belga premiada por su obra 'Merel', dibuja la crónica de un pueblo pequeño donde una mujer sola es utilizada como chivo expiatorio, como ocurre cuando no coinciden los valores con el grupo dominante, cosas aparentemente invisibles hasta que se hacen públicas.

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