La crisis del 'Principito'

Cierra los ojos. Piensa. Analiza. Redefine. Busca el equilibrio. Busca lo importante

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Lo esencial es invisible para los ojos. Solo el corazón puede ver bien. ¿Cuánto hace que no cierras los ojos? ¿Cuánto hace que no juegas? ¿Cuánto hace que no piensas sobre el significado de un texto simbólico como el del 'Principito'?

Vivimos a toda pastilla para no hacer nada. Perdón, nada que contribuya a lo que es realmente importante. Te propongo un ejercicio. Anota en una libreta todas y cada una de las tareas que realizas a lo largo de una semana. Cuando lo hayas hecho léela y analiza el sentido de las tareas que estás realizando.

¿Cuáles de estas tareas están contribuyendo a tus objetivos? ¿Cómo? ¿No tienes unos objetivos claros y definidos?

Más de la mitad de casos que atiendo están relacionados con la crisis de los cuarenta, los cincuenta, los treinta, los sesenta o cualesquiera que sea la edad del cliente. Todas estas personas tienen algo en común. Un día, cualquiera, después de desatender las señales que le lanza su cuerpo, su entorno y su corazón, se dan cuenta de que tienen que parar, cerrar los ojos y mirar en su interior.

Si, has leído bien, parar y cerrar los ojos. El mundo esta lleno de distracciones, es más, la indústria no tiene otro objetivo que el de crearnos distracciones novedosas, baratas o exclusivas, pero al fin y al cabo distracciones para evitar tener que pensar en nosotros mismos.

Te propongo otro ejercicio. Cierra los ojos, abre tu mente y mira en tu interior. ¿Qué es lo que ves? Hazlo pronto, no lo postergues. Muchas personas se han dado cuenta demasiado tarde de lo importante que eran sus hijos, su pareja o su salud.

He conocido a gente que lo ha sacrificado todo por un destino, por un destino que ni tan solo habían escogido ellos. Un destino que cobijaba la esperanza de ser una solución para todas las penurias y sacrificios que estaba pasando por el camino. Un destino, que una vez alcanzado, no ha supuesto nada más que una ilusión vacía que ha dejado detrás de si un coste irrecuperable.

Este fin de semana he visitado una colonia industrial abandonada y he visto un musical sobre el principito. No estamos tan lejos de las colonias industriales del siglo pasado. Seguimos buscando un trabajo que nos proporcione un coche de empresa y si es posible una casa, una escuela para nuestros hijos, comida y seguridad vitalicia. En vez de en el textil ahora lo buscamos en multinacionales prestigiosas. Pero para conseguirlo pagamos un elevado precio, como en las colonias industriales del siglo pasado, algunas personas o estrategias perversas siguen utilizando el miedo a perderlo todo o la ilusión de que existe una vinculación afectiva para generar vínculo con el trabajador. Como en la época de las colonias industriales, seguimos aislados con horarios inhumanos y viajes incoherentes que hacen que te olvides de lo que realmente es importante. Gran parte de mis clientes son personas que tienen que gestionar una gran decepción ante un incomprensible despido de la que había sido la empresa por la que lo habían dado todo; la empresa que lo había aislado de lo importante. ¿Pero realmente lo había aislado la empresa? ¿Lo había aislado una persona con un objetivo perverso? ¿O nos aislamos nosotros solos?

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Seguimos sin ser capaces de ver lo esencial.

Cierra los ojos. Piensa. Analiza. Redefine. Busca el equilibrio. Busca lo importante.