LA PERIPECIA DE UN LOCALISTA UNIVERSAL

Diccionario Pascal Comelade: de argot a Frank Zappa

El pianista rosellonés guía al periodista Donat Putx en un libro de memorias del que se deriva todo un mundo de referencias musicales y filosóficas

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Jordi Bianciotto
Jordi Bianciotto

Periodista

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No es fácil relatar con orden y gracia la laberíntica singladura de Pascal Comelade en la periferia de las músicas, y el periodista y crítico Donat Putx lo ha logrado en ‘Pascal Comelade, l’argot del soroll’ (Empúries). Un libro en el que recorre, de la mano del músico catalán del norte, las distintas estaciones de su vida y obra, y pone luz en sus peculiares teorías sobre lo humano y lo galáctico. A partir de su relato, procedemos a esbozar un ‘diccionario Comelade’ reuniendo los conceptos clave de su mundo.

 

ARGOT. Comelade tiene el suyo, su jerga sonora bajo radar, cruce de músicas populares y de vanguardia, con el piano y la juguetería como hilos conductores. ‘L’argot du bruit’ (1998) es uno de sus álbumes más populares, si bien en su reedición de 2015, retitulado en catalán (‘L’argot del soroll’), procedió a modificar su contenido sustituyendo temas y regrabando pistas. En su mundo, la música nunca es una realidad estable.

 

BEL CANTO ORQUESTRA. El grupo de sus entretelas, que debutó el 28 de octubre de 1983 en la galería de arte Medamothi de Castèlnòu de Les, localidad vecina a Montpellier. Junto a él estuvieron músicos como Pierre Bastien y Cathy Claret. Pero casi cualquiera ha podido formar parte de la Orquestra al menos por una noche, incluyendo pasavolantes reclutados justo antes del concierto. Entre 250 y 300 músicos (y ‘no-músicos’) recalaron en ella hasta su disolución en 2015.

 

CARVALHO, PEPE. El personaje de Vázquez Montalbán dio nombre a una de las recetas de su madre, Eliana Thibaut, “cerdo relleno con sorpresa final”. La señora Thibaut es una autoridad en cocina tradicional de Catalunya Nord, distinguida con el Premio de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura francés y con la Creu de Sant Jordi.

I CULT ACTO DE CELEBRACION DEL CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE MERCE RODOREDA EN EL INSTITUT D ESTUDIS CATALANS EN LA FOTO ENRIC CASSASSES Y PASCAL COMELADE BARCELONA 10 10 2008 FOTO MARINA VILANOVA / Marina Vilanova

 

CASASSES, ENRIC. Su amigo poeta y rapsoda, verso libre de la Bel Canto Orquestra, es a su juicio “el Tete Montoliu del triángulo”, aunque una vez le recriminó que debería hacer “no tanto de Quincy Jones y más de Phil Spector”.

 

DISIDENTE. Del posicionamiento político: Comelade no sintonizó con el movimiento Rock in Opposition de los 70. Su “discurso leninista-maoísta del rock’n’roll” le parece “ridículo”. En el libro destaca que tanto el jazz como el rock “no necesitaron a nadie para existir, y no tuvieron que generar funcionarios culturales”.

 

GLASS, PHILIP. La música repetitiva lo sacudió a los 19 años: el álbum ‘Music with changing parts’, de Glass, y los trabajos de La Monte Young, Steve Reich y Terry Riley. De ahí brotaron sus experimentaciones caseras con un órgano y un magnetófono Revox, “bloqueando una nota con cinta adhesiva: moooh…”

 

PJ HARVEY. La inglesa quedó embobada en los 90 con la música de Comelade, como Vic Chesnutt y Kurt Wagner (Lambchop). Tras la colaboración en ‘Not too soon’, Harvey propuso a Comelade aparecer como invitado de su concierto en Zeleste en 1998, y este declinó. “Quizá en un teatro, sí, pero en Zeleste, no”.

 

HONGO. Comelade es, según Sisa, el ‘home-bolet’, dotado del “talento incontaminado de una criatura con patillas y traje negro que, jugando, se estrella contra los sonidos del pasado y los sonidos del futuro para convertirlos en los sonidos de un presente columpiado por los cuernos de la luna”. Así lo describió en las notas del álbum ‘Psicòtic music’ hall’ (2002, el favorito de Comelade).

 

HUMOR. La ironía costumbrista-surrealista flota en toda su obra, siempre huyendo por piernas de lo pretencioso y lo intelectual. Lo hace notar Donat Putx cuando cita títulos de piezas como ‘A Tomboctou sans mariachis’ o ‘Spinoza was a soul garagist’.

 

INDÚSTRIA, 151. En esta dirección de Barcelona estaba el piso en el que se instaló en 1973, con 18 años; un escondrijo de Lluís Llach, heredado de su abuela, por el que pasaron colegas del mundo teatral como Carme Callol, Pepa López y Rosa Vergés.

 

JAPÓN. En ese país, caja de sorpresas, operan Pascals, algo más que una ‘tribute band’ ‘comeladiana’, que desarrolla su lenguaje con pianos de juguete, ukeleles, sierras y acordeones.

 

LLACH, LLUÍS. El cantautor era amigo de su padre, el señor Pere Comelade, activista catalanista con un pasado cercano a Estat Català. Pascal describe a Llach como “un humanista”, si bien discrepa de su enfoque musical: buen compositor, desafortunados arreglos.

 

MONTPELLIER. Aclarémoslo de una vez por todas: Pascal nació en esta ciudad occitana (el 30 de junio de 1955), y no en la a veces citada (por él) Sant Feliu de les Forxetes, localidad que no existe. La familia Comelade es originaria de Bompàs, al lado de Perpinyà.

 

PARTITURA. La notación musical ortodoxa no existe en el mundo de Pascal Comelade, que se sienta al piano ante un manojo de papeles con peculiares apuntes, escribiendo las notas tal cual (‘Do’, ‘Fa’…) con indicaciones pintorescas: “Sense swing!!!”, a propósito de la versión de ‘Mood indigo’, de Duke Ellington.

Albert Pla y Pascal Comelade, en 2011. / Albert Bertran

 

PLA, ALBERT. Quedaron para verse en el Bar Royal, de Figueres, Pla no apareció y tardaron diez años en volverse a citar. El clímax de su entente fue ‘Somiatruites’, que ayudó a Comelade a visitar por primera vez ciudades como Jerez, Granada o Logroño. Mucha vida de furgoneta, que le agotó.

 

PROMISCUO. Infinitos son sus colaboradores a lo largo de más de cuatro décadas, y ha compartido nominalmente discos con creadores como Enric Casasses, Pau Riba, Richard Pinhas, The Limiñanas, la Cobla Sant Jordi o Ivette Nadal.

 

PUJOLS, FRANCESC. La Catalunya de antes de la guerra le causa una particular fascinación, como le hizo notar, recuerda, Joan Ollé, al sugerirle que idealizaba ese pasado. Entre los personajes destaca el teórico de la ‘religió científica catalana’.

 

RESOLÍS. Bar fetiche de la plaza del Raspall, de Gràcia, frecuentado por la comunidad gitana, que a partir de los 80 se constituyó en un epicentro de sus andanzas barcelonesas. Ilustró esa conexión con el barrio (o ‘vila’) el álbum ‘Les places de Gràcia’, grabado en 1986 con Víctor Nubla (Macromassa) y que no vio la luz hasta dos décadas después, cuando ambos lo pusieron en circulación sin precio de venta al público, en intercambio con objetos fungibles (ejemplos: una botella de whisky, drogas o el derecho a ocupar un balcón en la Patum de Berga).

Pau Riba y Pascal Comelade, en 2013. / Ferran Nadeu

 

RIBA, PAU. Los dos volúmenes del tótem ‘Dioptria’ (1970-71) le abrieron un mundo. También el álbum de Música Dispersa, y los primeros de Sisa (‘Orgia’) y Tapimán, raras flores del ‘underground’ catalán.

 

‘SEX MACHINE’. El hito de James Brown dio lugar a uno de los muchos ‘covers’ adoptados por la Bel Canto Orquestra. Versión más frenética: la de tres horas en la plaza del Sol de 2008, con cómplices como Laia Torrents (Cabosanroque) y Pau Riba.

 

SISA. Aunque Comelade lo admiraba desde la distancia, ambos no se conocieron hasta 1993. Se estrenaron con ‘Yo quiero un tebeo’, canción para el Saló del Còmic, luego actuaron juntos en el club Costa Breve (calle Aribau) como Los Hermanos Ramallets, y culminaron el vínculo en el álbum de retorno de Sisa, ‘Visca la llibertat’ (2001), en cuya presentación en el Palau entraron ambos en escena en patinete.

 

TALGO. Un convoy del Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol solía llevar a Comelade a Barcelona en sus incursiones exprés de los 70. Lo pillaba en Montpellier, procedente de Ginebra, y de ahí a la Estació de França, de donde salía escopeteado rumbo a la Rambla y a los cafés y las tiendas de discos. “Barcelona era mi New York”, afirma en el libro.

 

TRANSVERSAL. Así es el corte que practica a la música, prescindiendo de géneros: Captain Beefheart, Glenn Gould, Erik Satie, Camarón, Bambino, Sisa. “Lo importante es el momento en que salta la chispa”.

 

VAN VLIET, DON. Identidad real de Captain Beefheart, visionario del primitivismo musical más aventurado, a quien llama familiarmente ‘El capità’. Uno de sus grandes favoritos, así como MC5. Músicas que descubrió en Ràdio Andorra, estación a la que “hay que hacer un homenaje”.

 

WYATT, ROBERT. El ex-Soft Machine sitúo en 1993 el álbum ‘El primitivismo’ entre sus favoritos en una lista para ‘Les Inrockuptibles’. Wyatt ya había propuesto a Comelade grabar un disco de canciones de la Guerra Civil, proyectó que no fructificó. El encuentro (siempre a distancia, vía fax) se materializó, por fin, en una versión de ‘September song’, de Kurt Weill. Wyatt compara a Comelade con Picasso por tocar “como lo haría un niño, y ya sabemos que los niños son los más honestos”.

 

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ZAPPA, FRANK. Otro de sus artistas de cabecera, lo homenajeó en ‘Zappambarretina’. Una composición inspirada en el concierto del estadounidense en el Palau d’Esports, donde actuó tocado por el tradicional gorro catalán.

 

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